Que son y para que se usan.
Existen variantes vinculadas a su composición, preparación, aplicación y uso.
En este grupo aparecen los que se denominan “de capa fina”, que son plásticos o cementicios y los de “capa gruesa”, que son sólo cementicios. Los de capa fina son aquellos cuyo espesor mínimo es de 1 mm y máximo es de 5 mm. Esto obliga a que se coloquen sobre una base plana que puede ser revoque grueso, fino, revestimiento existente, base de yeso o de roca-yeso. Es decir, este tipo de material necesita una base nivelada y aplomada ya que, por el espesor de los revestimientos, resalta los defectos que la base tendría sin ellos.
Es importante destacar que cualquiera sea la superficie sobre la que se lo aplique, este revestimiento requiere de algunas especificaciones. En primer lugar, por ser un producto de terminación, se debe colocar al final de la obra, para no ser manchado ni lastimado, de lo contrario deberá reparase por completo. Además, siempre se debe usar una mano de base para regularizar la absorción del soporte y para que seque en forma pareja. Esto garantiza que no aparezcan diferencias de tonos en el soporte. Además, el paño que se comience deberá terminarse en el día y no debe cortarse el paño en cualquier lugar, pues la unión se notará demasiado.
Estos revestimientos cementicios vienen premezclados en bolsas y necesitan prepararse en obra con agua limpia, por eso es muy importante controlar la cantidad de agua por bolsa, ya que si esto no se realiza de forma adecuada, se obtendrán distintos tonos del mismo color. Además, si se coloca agua “a ojo” (como normalmente se hace en la obra), el revestimiento se verá destonalizado al secarse. En los revestimientos WEBER se deben usar seis litros de agua por bolsa y se prepara lo necesario para trabajar en el día: al final se obtiene la obra completa del mismo tono. Con respecto a la base color, se prepara en la obra con el mismo material, agregándole un poco más de agua para dejarlo con consistencia de pintura y aplicándolo con brocha o pincel. También se pueden aplicar con llanas metálicas y texturarlos con llanas plásticas, mientras que en otros casos hay que utilizar una tolva.
Para preservar el color y la durabilidad en el tiempo de los revestimientos cementicios, una opción es colocar al finalizar la aplicación siliconas de base solvente que le otorgarán una impermeabilización extra y superficial sin modificar su aspecto. En cuanto a los revestimientos plásticos, ya vienen preparados, en latas y con su correspondiente base a color, listos para ser aplicados con llanas, tolvas, rodillos, etc.
Dentro de estos revestimientos de capa fina, podemos distinguir que la gran diferencia de los plásticos con respecto a los cementicios es que los primeros adhieren sobre cualquier superficie (revoques, hormigón, plásticos, maderas, metal, aluminio). Además, la adherencia de los plásticos es de base química, mientras que en los cementicios el proceso se produce por absorción. Por su parte, los revestimientos de capa gruesa se denominan así porque el espesor de trabajo con el que se los aplica va desde 1,5 a 3 cm. Se pueden depositar directamente sobre la mampostería y cumplen la función de ejecutar aislación hidrófuga, revoque grueso, color y textura (lo que se conoce en la obra como “revestimiento monocapa” o revestimiento “4 en 1”). Se preparan con agua limpia, pero considerando que pueden ser aplicados de forma manual y/o proyectables, es importante controlar la cantidad de agua por bolsa para que no presenten manchas o diferencias de tonos si se mezcla de forma manual. En el caso de proyectarlo, se regula el agua en la máquina para evitar el mismo efecto.
Finalmente, el revestimiento monocapa es un sistema de trabajo, es decir, está conformado por una cantidad de accesorios como esquineros, promotores de adherencia, mallas, reglas o llanas especiales que necesitan aplicarse para armar el revoque a color.
En síntesis, todos los revestimientos impermeables a color necesitan cumplir con dos condiciones de trabajo: técnica y estética.